Pero estas características (que tienes, lo creas o no), esta especie de “superpoderes”, podrían estar ocultas a tu mente consciente y dejarse ver tan sólo cuando sueñas.
Si aprendes el lenguaje de los sueños y a relacionarte adecuadamente con ellos, pueden ser una ayuda clave para lidiar con tus problemas, día tras día. Pero no sólo eso.
Los sueños son también una vía extraordinaria para que puedas conectar de nuevo con tu creatividad natural, con tu capacidad para dar color a tu vida.
Por otro lado, en sueños pueden producirse (y podrías autoprovocarte) experiencias extraordinarias que te ponen en contacto con lo numinoso: sueños lúcidos y precognitivos, sueños en los que recibes la visita de personas fallecidas, sueños telepáticos, etc.
Tener este tipo de experiencias puede suponer un punto de inflexión en tu recorrido vital y hacer que se abran nuevas perspectivas a las grandes preguntas (¿quién soy yo? ¿qué he venido a hacer aquí? ¿qué significa estar viv@?).
Pero, en realidad, establecer una relación profunda con tus sueños, aunque éstos sean ordinarios o comunes, puede ser clave en tu camino espiritual. El mundo onírico es una fuente de la que beber para reconocer tu profundidad, la dimensión espiritual que da sentido a tu existencia y a tu paso por el mundo.